YO NO NECESITO AYUDA!

Todos los psicólogos hemos oído en “alguna” ocasión la exclamación, yo no estoy loco! Yo no necesito ayuda! Y sabemos qué, ante esa actitud poco hay que hacer…

Puede ser que hayas aprendido a gestionar tus emociones, a reestructurar tus pensamientos poco adaptativos, por ti solo; o bien que seas uno de los afortunados que han tenido modelos de referencia adecuados para lograr la estabilidad emocional. Pero si no, es muy probable que en algún momento la vulnerabilidad te juegue malas pasadas, enfadada porque no la dejas ser ella misma.

Bien mirado, nuestra vulnerabilidad, entendida cómo la capacidad de sentir, aún a riesgo de exponerse a emociones difíciles, es un pequeño tesoro. Nos puede aportar mucha información, indica qué nos daña, y si sabemos escucharla , decirnos porqué nos hiere una determinada circunstancia. Es una perla, que se ha formado a base de granitos de arena y otras sustancias indeseables, generando a partir de defensas, un precioso tejido cicatrizal.

La psicología puede ayudar a conocer que nos indica la vulnerabilidad, a gestionar las emociones que de ella se generan, a reestructurar los pensamientos no adaptativos al respecto, a modificar conductas y a regular el cuerpo. Hay muchas técnicas para llegar al objetivo de convertir la vulnerabilidad en una fortaleza, y no en una debilidad.

Es posible qué al sentirnos vulnerables, levantemos muros de contingencia que, interpretamos, nos protegen pero en realidad nos hacen más frágiles, nos impiden pedir ayuda y por tanto fortalecernos.

Cuando un estímulo esté a punto de hacer saltar nuestras defensas, podemos preguntarnos ¿puedo hacer esto qué siento cómo un ataque me de información para conocerme mejor? ¿haré con ello una bella cicatriz cómo la concha y la perla, o acumularé dolor y resentimiento?

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